viernes, 29 de octubre de 2010

A la espera de propuestas

Te ofrecemos este pequeño fruto, Nuestra Revista La Normal-
Queremos compartir nuestras vivencias, nuestras miradas, nuestras ideas y ... por supuesto ¡esperamos las tuyas! Contestanos


lunes, 18 de octubre de 2010

La búsqueda y el placer de encontrarnos…

Cuando la lectura es un espejo

Este es el lector y dibujante, representa a todos los lectores-espectadores posibles


¿Será verdad…
será posible sentirse, creer que se está solo?…
  Entonces… ¿por qué seguimos?
¿Será esa la luz que ilumina nuestra isla?…

Búsqueda que nace en el margen de un cuaderno

Reseña crítica de “El cuento de la isla desconocida

AUTOR: José Saramago. Premio Nobel de literatura 1998.

Quizás la idea central de esta pequeña historia es la búsqueda de un destino.
Desde la tapa nos identificamos con el personaje que está de espaldas, cualquiera de nosotros podemos vernos en ese espejo.
La búsqueda está en el barco que aparece formado con recortes de frases - el lenguaje y sus símbolos-. Las velas son ramas de árboles. Aquí creo ver las fuerzas de la naturaleza impulsada por el viento.
También aparece un ancla extraña representada por una silla, ahora veo el freno, el detenerse para reflexionar.
La búsqueda de cada sujeto de su propio destino y de su identidad está en el encuentro consigo mismo y con “el otro”.
Recomiendo esta pequeña gran obra a todos los que disfrutan del lenguaje metafórico.

Busnelli, Gabriel
3ro “A” Naturales

lunes, 4 de octubre de 2010

Los mejores comienzos implican impactantes finales.

Tiempo: Junio de 2010.
Lugar: España, más precisamente mi departamento en Madrid.

Hoy recibí una llamada de mi madre, como cada semana, y me comentó qué tal están las cosas allá. Dijo que aún todos me recuerdan y que esta última semana aparecieron varios artículos periodísticos cuestionando mi paradero.
El 16 de junio se cumplieron 25 años de mi ausencia y la única persona que sabe la verdad y con la que tengo contacto es ella.
Todo fue muy raro. Una noche, mientras trabajaba en la Colonia Montes de Oca, observé extraños movimientos en el exterior del pabellón: de adentro salía un médico con 3 enfermeros, que llevaban una conservadora cada uno. Decidí investigar. Esperé a que los trabajadores se fueran y bajé al sótano. Allí había varios elementos similares a los ya vistos y aún hoy maldigo el día en que mi curiosidad me llevó a quitar aquella tapa. Encontré lo más horroroso que en mi vida había visto: órganos. Pero no fue eso lo que me espantó, ya que por mi profesión me había acostumbrado a estar en contacto, lo realmente alarmante fue oír personas tras la puerta hablando de aquel tráfico que realizaban con las partes extraídas a pacientes ya fallecidos.
Logré esconderme y, a penas se retiraron, procuré oír pero… ¿A dónde iría?¿Cómo desaparecer sin que nadie sospeche de lo que había presenciado?
Pues bien, hablé con mi madre, mi fiel amiga y consejera y ambas acordamos que me escaparía. Abandonaría mi documentación, mi familia, toda mi vida y me mudaría a un lugar muy lejano para no regresar jamás.
A la medianoche siguiente, mientras cumplía mi labor, me retire a escondidas de todos y con la ayuda de un viejo amigo llegué hasta la ciudad de Buenos Aires donde tomé mi primer avión a España.
Todos se percataron de mi desaparición y mi mamá desempeñó perfecto su rol al fingir no saber nada.
Hoy en día me encuentro muy bien, mi nombre ahora es Rita Solanas y trabajo como secretaria para un importante empresario. No he logrado formar una familia pero estoy plenamente satisfecha con mi nueva vida. Por momentos me arrepiento de no haber denunciado aquel crimen pero el bienestar de mis seres queridos estaba en juego. No tuve opción y por eso tome aquella dura y drástica decisión.

Mura, Florencia. 2° “B” Hu.Soc.

Robòtica, una pasiòn

Mi viejo me dijo un día que tenía algo para mí, yo le pregunté reiteradas veces qué era. Hasta que me comentó que se trataba de un curso de robótica.
Ya desde chico me gustaban las máquinas. Me preguntaban que quería ser de grande y dentro de un gran abanico de respuestas, donde figuraban astronauta, corredor de carreras, trabajar en la cooperativa como mi papá, la particular carrera de Ingeniero en robótica se llevó toda mi atención.
Así que fuimos a preguntar al sindicato de Luz y Fuerza en diciembre y tuve la oportunidad de hablar con el profesor Ariel meses antes de la charla informativa sobre el curso.
Espere hasta fines de febrero para inscribirme, ya que no tenía mi documento y necesitaba dos fotocopias.
Comenzaron las clases y el curso también, no sabía bien qué esperar, no había ninguna persona que me parezca familiar. Pero como ninguno se conocía era lo mismo que si fueran amigos de toda la vida.
Éramos unos veinticinco y digamos que las primeras clases eran un filtro. El profe Ariel nos daba con un caño, Ley de Ohm, cuentas a lo loco y pensábamos que todo el año iba a ser así. Aunque nada que ver con lo que venia después: los temas eran para asustar nada más pero bastantes resistimos. De los que estábamos pasamos a quince personas, algunos que entraron unas semanas tarde se sumaron y tuvieron que aprender todo lo que nosotros sabíamos en una o dos clases.
Lo mejor es que el grupo. Es espectacular, muchos no esperaban entrar en
Robótica, habían querido anotarse en Electricista matriculado pero no pudieron porque estaba lleno.
Y como dije la peor parte fue el principio, todas esas cuentas parecían no tener sentido, sin embargo cerraron cuando practicamos nuestros primeros circuitos. Una luz de Led que encendiera era un logro importantísimo, como también lo fue que funcione sin quemarse porque se corría la voz de que el que quemaba un Led pagaba el asado.
En esos momentos empezó la parte divertida y nos incentivó a concurrir a todas las clases para aprender algo nuevo y llegar a manejar cualquier tipo de componente que necesitemos para armar lo que se nos ocurra, mas allá de que no se mueva y solo prenda luces.
La mayor satisfacción es que lo que sea que armes funcione y poder mostrarlo a los demás.

Martin Laboratto
2°”B” Hu.Soc.